¡Pues sí, podemos!

¡Y España se llevó la Eurocopa! parecía poco menos que una utopía antes de empezar la competición, a la que se llegó sufriendo en la fase de clasificación contra rivales, siendo generoso, muy mediocres.

Pero España llegó. Se plantó sin hacer demasiado ruido en el torneo y con todas las miradas puestos en los malditos cuartos de final, a los que se llegó sin despeinarse en la fase de grupos ganando los tres partidos. Ahí nos encontramos a la temible Italia, a la que se ganó 88 años después. Y luego llegaron las semifinales y la final, donde España fue una auténtica apisonadora, una máquina perfecta de jugar al fútbol, que hizo sucumbir a Rusia y Alemania sin darles ninguna oportunidad.

En resumen: matrícula de honor para la Eurocopa que ha hecho la roja.

No sería justo pasar sin mencionar a Aragonés, ese seleccionador criticado por muchos (yo el primero) al que, si algo se le debe destacar, es sin duda la firmeza de sus ideas: primero, por lo bien que ha llevado el tema Raúl, por no haberlo llevado a la selección a pesar de la incesante presión de algunos medios (¿dónde estáis ahora?). Los que creían que esta selección se quedaba sin un buque insignia ya pueden dormir tranquilos: ahí está San Iker. Y segundo, por las ideas tan claras que ha tenido respecto a los jugadores que se llevó a Austria: once titulares indiscutibles (ya todos sabemos quienes son), cinco reservas (Reina, Cesc, Alonso, Cazorla, Güiza) y siete que iban de vacaciones pagadas (Palop, Juanito, Navarro, Albiol, Sergio García, Arbeloa y de la Red). Bravo, Luis.